¡Hola a todos!
Como bien sabéis, en cualquier barco, pirata o no, las conversaciones entre la tripulación y sus pasajeros son muy importantes; pues mientras dure la travesía por los mares del saber, debemos convivir en un espacio reducido y rodeado de las mismas personas; así que lo que mejor podemos hacer es conocernos un poco más y aprender los unos de los otros. Como nuestro capitán sabe esto; nos ha visionado un vídeo de Constanza Orbáiz, una psicopedagoga argentina con parálisis cerebral, en una de sus ponencias en los Tedx Talks (publicado el 3 de noviembre de 2017).
Y nos ha entregado un mapa que nos lleva a encontrar el cofre del tesoro del valor de la diversidad; lo debemos encontrar entre todos, pero no he podido evitar sentir una gran emoción al descubrir lo que encontraríamos, no lo dude, y me puse inmediatamente a analizar el mapa; presté mucha atención mientras visionaba el vídeo y tomé nota de todas las pistas que llamaron mi atención:
«Discapacidad, poder distinto»
La primera pista, se encontraba en el primer fotograma, en la portada de la ponencia. La discapacidad es un poder diferente, pues cuando no tienes la capacidad de hacer las cosas como las harían los demás, te la ingenias para hacerlas de otra manera distinta, no se trata de hacerlo mejor o peor, solo de hacerlo; pues sí, claramente la diversidad es un poder, es casi como los poderes de los superhéroes y superheroínas; pues muchas veces pensamos, yo en su situación sería incapaz de hacerlo, y la discapacidad nos dice: ¡zas en toda la boca! (me encanta ésta expresión que escuché por primera vez en la serie «The Big-Bang Theory«, de su personaje Sheldon Lee Cooper; si no conocéis la serie, que lo dudo con sus 12 temporadas, os la recomiendo sin duda alguna); y nos demuestra lo equivocadísimos que estamos. Es algo que además, veo a diario en muchos barcos piratas, compañeros con patas de palos o garfios en sus manos, que siguen luchando sin parar y que en muchas ocasiones son mejor que los demás. Luego al seguir viendo el vídeo, Constanza, repite esa frase, diciendo que las personas con discapacidad, pueden distinto, que en las escuelas y en la sociedad, los que ven que son personas, ven que pueden hacer lo mismo que ellos, pero que pueden hacerlo de forma diferente; y es cierto, pero me pregunto, ¿es realmente importante hacerlo de la misma forma? ¿o lo importante es hacerlo? Por hacer una semejanza, muchas veces en las escuelas veo a maestros que les exigen al alumnado que resuelva una operación o un problema de una determinada manera, y si se la presenta de forma diferente a la que ellos enseñan, le dicen que no les vale y que lo vuelvan a repetir de la forma que ellos le indican. Como maestra de apoyo a las NEAE, le explico a los maestros, que lo importante es llegar a la solución y no las estrategias que el alumnado utilice para llegar a ella, que todos/as aprendemos de forma diferente, porque todos somos diferentes; y exigir una única forma, no es lo correcto; en la mayoría de los casos ceden pero en algunos, por desgracia no.
«Valorar la discapacidad como parte de lo cotidiano»
Aquí estaba la segunda pista, que nos llevaría sin duda alguna hasta el tesoro que todos buscábamos, es tan evidente para mí que me cuesta reflexionar sobre la misma. En mi entorno familiar cercano, hay personas con discapacidad física; en un caso en concreto es visible, en los otros, al ser interna pasan desapercibidas para el resto del mundo. Pero si os soy sincera, yo no fui consciente de esta discapacidad física visible, hasta que estuvo estudiando el Ciclo Superior de Administración y Finanzas, en el que el profesor le solicitó que le presentara un Certificado de Minusvalía para poder adaptarle la velocidad mínima exigida en la mecanografía. Recuerdo que mi familiar llegó indignado a casa, todos sabíamos que hacía muchas cosas de forma diferente, pero nosotros no nos percatábamos de esa diferencia, para nosotros era lo normal, incluso, algunas cosas las hacíamos como la hacía esta persona, porque era más eficiente o simplemente nos gustaba más. Para nosotros siempre fue parte de lo cotidiano, hasta que se encontró con esa barrera y nos la hizo visible.
«La persona es mucho más que su diagnóstico»
La humanidad tenemos la necesidad de dar nombre a las cosas que nos rodean, nos ayudan a organizar nuestro mundo, tanto interior como exterior, nos ayuda a entender lo que nos pasa y lo que ocurre tanto en nuestro espacio más cercano como en el más lejano; es por ello, que no dejamos de mirar al cosmos ni a las profundidades marinas. Para una pirata como yo, sería impensable poder navegar sin conocer las estrellas que me guían en la oscuridad; para un médico, sería impensable trabajar sin sus diagnósticos, pues le ayudan a entender que les sucede a sus pacientes. ¿Y para los maestros es necesario conocer los diagnósticos de nuestro alumnado? Yo creo que no es necesario, que se debería de eliminar el diagnóstico del informe psicopedagógico; pero no sólo el diagnóstico, hay muchos datos, que pueden ser importantes a nivel clínico o incluso para el/la orientador/a del centro, pero que para el tutor y los maestros especialistas carecen de valor, pues aunque le aportan información, no le aportan los datos que le pueden ayudar en la programación o diseño del proceso de enseñanza-aprendizaje del/de la alumno/a. Creo que los informes psicopedagógicos deberían aportarnos datos importantes acerca del/de la alumno/a: de sus capacidades, de sus conocimientos y de sus habilidades, de sus gustos y preferencias, de las estrategias y metodologías que mejor le funcionan, de los aspectos previos y/o transversales que debemos fortalecerle, de ejemplos de actividades adaptadas a él/ella y de ejemplos de actividades adaptadas al aula en la que se encuentra; de consejos, indicaciones que podamos dar a su familia para caminar juntos de la mano mientras dure la aventura que su hijo/a está viviendo en la escuela; y todos estos apartados que te comento, deberían ser personalizados al/a la alumno/a… y recalco esto último, porque los informes psicopedagógicos actuales son, en la mayoría de las ocasiones un copia y pega, en los apartados que estoy comentando; y personales en los aspectos clínicos, en los familiares, y en las pruebas/test que le hace el orientador del centro, que de poco nos vale en las aulas. También, habría que eliminar tantas adaptaciones curriculares y programas educativos personalizados; porque el papel lo aguanta todo, menos la realidad de nuestras aulas, el tiempo invertido en crear dichos documentos sería más eficiente y efectivo si lo dedicáramos a diseñar situaciones de aprendizaje que den cabida a toda la diversidad de nuestras aulas; el currículo debería ser más flexible y debería tener más contenidos relacionados con la vida misma y con el tránsito a la vida adulta; muchos empezamos en el mundo laboral sin saber hacer un curriculum vitae, sin saber que es un contrato laboral, ni lo que es cotizar para la seguridad social; por poner algunos ejemplos. Así que quizás esta pista es crucial, para encontrar nuestro tesoro, para ver el valor de la diversidad y no sólo los diagnósticos.
«Siempre funciona la mirada puesta en lo que se puede»
¡Eureka! Hemos encontrado el camino, ya lo tenemos marcado en nuestro mapa, el cofre del tesoro será nuestro en breve. Mirar lo que se puede, sin duda alguna, es la solución para diseñar el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestras aulas. ¿Qué cosas puede hacer nuestro alumnado? Pues esas son las cosas que le pediremos hacer y le enseñaremos a hacer otras de formas diferentes hasta que encontremos la manera en la que si puede hacerlo.
¡Compañeros de viaje, atención! Tenemos el mapa, os comparto, las pistas que he encontrado, el cofre del tesoro del valor de la diversidad, está a nuestro alcance, tan sólo tenemos que cambiar nuestra forma de mirar, mirando sólo en lo que se puede; aceptar la diversidad como algo cotidiano, como algo del día a día; ver el poder que tiene la diversidad para aprender de ella y ser mejores personas; pero sobre todo, el valor de la diversidad está en ver a las personas que están tras ellas; pues al fin veremos el cosmos entero; pues todos somos distintos, todos somos personas, todos tenemos alguna discapacidad que nos hace ser únicos.
¡Hasta la próxima misión!
Gabriela. Arrr!