La vida de nuestro corazón

La soledad me envuelve

en lo más querido por mi,

mi corazón.

Nadie lo entiende

y ya harto está

de llover sin mojar.

 Toda la culpa, toda falta, todo fallo,

sin pruebas lo acusa…

Ya el apodo de malo

no se desvanecerá.

Grita socorro, grita ayuda.

La pide y la ruega,

pero esta nunca llega.

 ¡No desesperes,

mi buen amigo,

qué alguien te escucha!

No te preocupes,

porque algún día

volverás a ser feliz.

Todo en la vida hay que perdonarlo,

pues todos en la vida cometemos

errores y hacemos daño.

Algunos a consciencia,

otros sin darse cuenta,

pero todos nos equivocamos.

¡Ay, qué vida la nuestra!

Todo injusticia, guerra, maldad.

Todo engaño, pena, falsedad.

Todo hipocresía, oscuridad, soledad…

Pero las pocas veces,

que brillar puede el sol;

son esas veces,

las que ayudan a vivir

al corazón.

(escrito el 8 de agosto de 2001)

No conozco el por qué de las cosas

Que extraña es la vida a veces, sobretodo para una adolescente como yo, que aún no sabe qué es o donde está. Una adolescente como yo, que teme a lo que no conoce, a lo nuevo; pero que a la vez odia lo monótono y siempre desea conocer cosas nuevas. Sí, que desconcertante es para una chica como yo no saber donde se encuentra.

 

Qué se espera de mí, no lo sé. A dónde iré, no lo se. Dónde estaré, tampoco me lo imagino. Puede que sueñe estar en mil lugares, todo ellos diferentes y con distintos aromas y sentimientos, pero cuando creo estar en alguno de ellos me doy cuenta que no es mi lugar y mucho peor, es que no me veo en otro lugar que no sea este, mi hogar. Dicen que los recuerdos se llevan en el alma y en el corazón, pero como sobrevivir sin su calor, sin sus olores, sin sus cuerpos visibles por mí. cuando a la mente me viene imágenes de seres inertes, de seres que yo, en algún lugar de mi vida he amado o querido… No lo soporto. No soporto la simple idea de saber que los que ahora se encuentran a mi lado, algún día ya no estarán, y que no podré gozar más de sus compañías. No veo la manera de seguir hacia delante y, tampoco como continuar enfrentándome con un mundo que poco a poco se va consumiendo y que a los demás no les importa. Los sentimientos puros que existieron, ya muy pocos los recuerdan. Es duro, pero cierto.

 

Supongo que esto que ahora me desconcierta tanto, tendrá su solución en el momento en el que me toque volver a vivirlo. Puede que el que dijo que en realidad no aprendemos cosas nuevas sino que vamos recordándolas, quizás tuviese razón o quizás no, pero no creo que decir quien la tiene o no, sea algo relevante o importante. Creo que al final nadie tiene razón, que tan sólo se engañan para seguir viviendo y para no enfrentarse a sus temores.

 

Yo reconozco que los míos son muchos, pero huyendo no saco nada. Qué haré, dónde estaré, qué o quién seré, quien lo sabe… nadie ¿verdad? Tan sólo sé, que por el momento, he sido una chica normal como otra cualquiera. Y como seré ya lo sabré cuando llegue su tiempo. Por ahora seguiré aferrándome a  todo aquello que quiero y que me quiere, y seguiré luchando por mis ideales como hasta hoy he hecho.

 

Cambiar o no cambiar, puede que sea bueno o que no lo sea, pero eso sólo depende de uno y de cómo se sienta.

 

(escrito el 11 de noviembre de 2001)

La edad de la adolescencia

¡Qué bella es la niñez! Todo son colores e ilusiones;

pero que duro es el crecer, todo es distinto y parecer.

 

El arte del teatro, se apodera de cada uno de nosotros;

pues todo son engaños e hipocrecías…

es difícil encontrar a alguien, en quién poder confiar.

 

Pero todo eso desaparece cuando llega el amor,

y nos sumergimos en un mundo de soledad.

Nos gusta olvidarlo todo para soñar y

vivir en nuestro mundo personal.

 

Nuestro espíritu es joven y choca con el de los padres,

por el deseo de hacer locuras, y de aprovecharlo todo a tope.

Pero todo nunca es igual, siempre cambia y nadie puede impedirlo.

 

Tu cuerpo experimenta como una oruga,

la transformación en mariposa,

y como ella tienes que aprender a cuidarte de lo desconocido,

y de los males que te observan.

Los caminos que ella escoja,

serán los que dicten su futuro

e irá aprendiendo de los errores

para luego envejecer y recordad

esa época que tanto significó

para su vida: «la adolescencia».

(escrito el 5 de febrero de 2000)